“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.”
El Principito
Por cuestiones ajenas a todos, las relaciones humanas siempre me dejan un sabor algo raro en la boca. El problema, es que aveces somos debiles, y al hacerlo tenemos miedo de decirlo. Naturalmente por que eso compromete nuestra integridad, nuestra naturaleza, nuestra moral o la de "alguien más".
Quizas estas sean las señales de un anunciado olvido, o un rencuentro. Pero que le vamos hacer, si aveces así somos los seres humanos. Y desgraciadamente, cuando esto ocurre no hay razones, menos cientos de justificaciones. No hay un tiempo fuera, ni una espera a una llamada eterna, no hay una manera de ser, ni siquiera un mal tiempo proviniente del norte que nos indique que nuestra paz y tranquilidad se vera afectada.
Cuando ocurre no hay más que continuar, tratar de levantarse, llorar, pensar, extrañar, lamentar, buscar la razon... la cual nos libera o nos hacer ser mejores... pero no por ello no deja de lastimar...
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